Con la implacable marcha de la globalización corporativa, los cafés de moda y dignos de Instagram y la burocracia excesiva desplazando a los pilares de la sociedad de Hong Kong, es fácil olvidarse de los lugares tradicionales y los bolsillos de cultura que ayudaron a hacer de esta ciudad lo que es.

Hong Kong es dulce, desde el gustoso sabor a leche de su té con estilo local. Hong Kong es ruidoso, con decenas de tambores que suenan en un ritmo pulsante y cantos que perforan el cielo mientras los barcos corren hacia la línea de meta durante el Festival del Dragón. Hong Kong es sereno, donde hábiles maestros de tai chi se balancean en coordinación con ramas y hojas en un parque verde esmeralda ubicado en la jungla urbana. Estas son algunas de las cosas intangibles que Hong Kong tiene para ofrecer, atrayendo a la gente día tras día, vez tras vez.

A diferencia de los edificios que se apilan unos sobre otros, diseñados para resistir los estragos del tiempo, es muy difícil preservar la cultura y los objetos intangibles. Sin un esfuerzo competente y continuo, el patrimonio cultural inmaterial de Hong Kong podría perderse para siempre. 

¿Hay alguna forma en la que puedas pensar para preservar toda esta cultura intangible única?