¿Has visto la película Inception? ¿No? Entonces por favor, mírala antes de continuar leyendo.

Existimos en un tiempo en el que el mundo está cambiando rápidamente a nuestro alrededor, y a su vez necesitamos cambiar para mantenernos al día. Las organizaciones actualmente están tratando de comprender cómo podría ser una "nueva normalidad" desde un punto de vista social y económico. En la era posterior al COVID-19, podría encontrarse con que muchas cosas de la "vieja normalidad" ya no existen. Hay interrupciones en varios negocios, F&B, turismo, hotelería y retail. El efecto cascada eventualmente lo afectaría, ya sea positiva o negativamente.

 Sea cual sea nuestra situación, ya sea que nos hayan puesto en licencia y esperando volver al mundo, que estemos empleados pero en circunstancias completamente diferentes a las que estamos acostumbrados, actualmente sin trabajo, trabajadores independientes o autoempleados, o administrando un negocio, una cosa sigue siendo clara: tenemos que encontrar una nueva forma de operar para sobrevivir en este clima, ya sea que la supervivencia signifique generar suficientes ingresos como organización, evitar sucumbir al agotamiento mental y la fatiga o encontrar otro trabajo.

El problema con el cambio, sin embargo, es que a menudo pensamos que podemos simplemente "quererlo" para que sea. Ni siquiera estoy hablando de personas que fantasean y no actúan. Me refiero a que, incluso cuando tomamos medidas, a menudo no podemos llevar a cabo el cambio por completo. Nuestro corazón no está en él. Los cambios no se "mantienen".

Hemos visto esto antes. Un ejemplo común son las personas en dietas, que logran mantener la dieta durante semanas, a veces meses, pero inevitablemente se salen. O regímenes de ejercicio muy estrictos, que parecen ser tan gratificantes al principio, pero que finalmente se vuelven insostenibles. Hay muchos factores, por supuesto, en por qué estos cambios no se mantienen. Uno podría tener que ver con el principio japonés de "kaizen". Tenemos la tendencia a querer abarcar más de lo que podemos manejar, lo que lleva a una especie de "indigestión", mientras que si practicamos el kaizen, dando pasos más pequeños, podríamos estar en ello por más tiempo. Sin embargo, creo que hay un problema central que es más profundo y más importante que las técnicas que utilizamos para instigar el cambio, al que hice referencia al decir "no lo sentimos de corazón": necesitamos una experiencia emocional.

El thriller de 2010 de Christopher Nolan, Inception, es sin duda una de las películas verdaderamente geniales de las últimas dos décadas. Creo que es brillante porque destaca una verdad profunda que todos necesitamos aprender si queremos instigar cambios de manera efectiva, ya sea para nosotros mismos o en nuestros negocios.

Para poder cambiar, necesitamos tener una experiencia emocional, una catarsis, por así decirlo.

El concepto central es este: "inception" es un proceso mediante el cual se inserta una idea en la mente de alguien profundizando en capas de la conciencia. El objetivo de nuestro protagonista Cobb, interpretado por el feroz DiCaprio, es plantar una idea en la mente de un joven heredero de un monopolio empresarial global (interpretado por el enigmático Cillian Murphy). La idea es que el heredero, al heredar la empresa de su padre, desmantele la organización. Es el personaje de Tom Hardy, Eames, quien hace la brillante observación de que la idea es "demasiado compleja" para ser insertada directamente y necesita ser desglosada y convertida en una emoción para poder arraigar. Finalmente, la reducen a la frase "No soy mi padre". Aprovechando la problemática y tensa relación entre el joven heredero y su padre, se dan cuenta de que sólo al crear una narrativa curativa entre padre e hijo la idea puede florecer. En palabras de Cobb, "La emoción positiva siempre triunfa sobre la negativa". Todos anhelamos la reconciliación. En una escena increíblemente conmovedora y bien interpretada, vemos al joven heredero revisitar el momento de la muerte de su padre, pero en su lugar escucha una interpretación diferente de las palabras que su padre pronunció en su lecho de muerte. Esto se convierte en el catalizador del cambio.

Psicológicamente, esto es muy cierto. Cuando somos inspirados por la emoción, nos movemos sin esfuerzo y con energía plena hacia nuestros objetivos. Podemos cambiar drásticamente nuestros comportamientos. Aunque las emociones negativas pueden inspirar cambios, creo que Nolan tenía razón cuando dijo que las emociones positivas son el rey, y más propensas a instigar transformaciones a largo plazo.

Solía pesar 200 libras y tenía una cintura de 36 "; a finales de 2017, fui impactado por un cambio familiar y decidí hacer un cambio. Reduje sin esfuerzo de 200 libras a 145 libras y mi cintura pasó de 36 "a 29" en 2,5 meses.

Pero, ¿cómo podemos hacer esto en un entorno organizacional? ¿Cómo podemos dar a nuestros colegas o empleados una catarsis que les inspire a cambiar la forma en que operan? Por eso creamos MERCURY, una plataforma SaaS que ayuda a las organizaciones a hacer cambios.

Cualquiera que sea la herramienta que elijas usar para inspirar, recuerda que una narrativa auténtica e inspiradora, que llegue a las personas a un nivel emocional, es mucho más probable que ayude a tus empleados o colegas a cambiar que todos los datos o tecnología en el mundo.

Tus deberes.

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